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El caso Assange, una peligrosa arma para Donald Trump

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El caso Assange, una peligrosa arma para Donald Trump

Biden le cedió a su rival una herramienta para perseguir periodistas si regresa a la Casa Blanca.

Julian Assange ya está libre. El fundador de WikiLeaks y la justicia estadounidenses llegaron a un acuerdo de culpabilidad. Y la libertad de prensa en Estados Unidos perdió el partido. El gobierno de Joe Biden debería estar avergonzado por cómo se ha desarrollado el caso.

Assange voló desde el Reino Unido a un territorio estadounidense en el Océano Pacífico para hacer una breve comparecencia ante el tribunal y luego volverá a ser oficialmente un hombre libre en su Australia natal. El acuerdo es bueno para Assange, quien permanecía recluido en la prisión de Belmarsh, sufriendo graves problemas médicos durante los últimos cinco años. Y antes de eso por supuesto, atrapado en la embajada de Ecuador en Londres durante siete años.

También es bueno para la administración Biden, que evita la vergüenza de perder potencialmente su caso de extradición en el tribunal superior del Reino Unido. Y más importante aún para su campaña presidencial: evita que el caso Assange se convierta en un tema polarizador en las elecciones.

¿Pero es el acuerdo bueno para la libertad de prensa? Decididamente no. Claro que se evitó el peor destino y los periodistas del mundo seguramente celebren por Assange. Y un acuerdo de culpabilidad no crea un precedente oficial como lo haría una sentencia de un tribunal, algo que potencialmente podría permitir a otros juzgados a fallar en contra de periodistas en casos futuros.

Pero es difícil no escandalizarse ante la acusación a la que el Departamento de Justicia de Estados Unidos obligó a Assange a declararse culpable para obtener su libertad: una conspiración para violar la Ley de Espionaje, que equivale a “recibir y obtener” documentos secretos. y “comunicarlos voluntariamente” “a personas que no tengan derecho a recibirlos”. En el caso de Assange, eso significa el público.

Se trata de un “crimen” que los periodistas de los principales medios de comunicación de Estados Unidos y otras partes del mundo cometen prácticamente a diario. Y si bien un tribunal no podrá citar el caso DoJ contra Assange en fallos futuros, al no existir una decisión judicial, eso no significa que esta declaración de culpabilidad no envalentonará a los futuros fiscales federales a atacar a la prensa.

Donald Trump, cercado por la justicia, no dudará en usarlo para amordazar a la prensa si llega nuevamente a la Casa Blanca:  durante la campaña electoral declaró repetidamente que le gustaría ver a los periodistas –a quienes considera “enemigos del pueblo”– en la cárcel. Y Biden le abrió una puerta.

(Por Maximiliano Sardi, Editor de Internacionales, Perfil)

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