Por Agustina Bordigoni para Perfil
Una legión de influencers muestran desde España o Estados Unidos productos de todo tipo, hasta tres veces más baratos que en nuestro país.
Comparar precios de los bienes entre Argentina y otros países está cada vez más de moda en las redes sociales. Pero no parece una moda pasajera: por razones coyunturales como el tipo de cambio, pero también por otros factores que son estructurales como los costos de logística y los impuestos, un mismo producto puede pagarse hasta tres veces más que en otros lugares del mundo. Con un presupuesto de 28 euros, los hermanos Al y Tomi, influencers en TikTok, compraron en España un maple de huevos, dos croissants, un pack por dieciséis yogures, una botella de vino, un pack por diez cervezas, un paquete de fideos, seis litros de agua, medio kilo de queso rallado, un pan lactal grande, un pack de cuatro postres de chocolate, un pack de cuatro postres de vainilla, un paquete de papas fritas y medio kilo de camarones.
En Argentina, con ese mismo dinero disponible, habría que dejar en la caja los camarones, el paquete de papas fritas y al menos cuatro de los ocho postres.
En enero, el usuario de TikTok Manu Guija también recorrió supermercados y relevó precios que, medidos en euros, eran equivalentes en Argentina y España. El video se hizo viral. Por eso, volvió unos meses más tarde y encontró diferencias significativas: el mismo café que en España costaba 4,39 euros, en Argentina costaba 6. Siempre medidos en esta moneda, los precios que registró el influencer (las gaseosas 1,99 euros en España y 2,57 en Argentina, y el pan lactal 2,59 en España, 5,06 en Argentina), son hasta 106% más altos.
También en TikTok, “Nacho de Viaje” relevó costos de productos tecnológicos. En Andorra, una Notebook de la marca Asus cuesta desde 350 euros hasta 800, y un Iphone 13 está alrededor de 780 euros. En Argentina, una Notebook marca Asus arranca en los 1.200, y un Iphone 13 en los 1.300.
“Hay varios factores que explican estas diferencias: por un lado, la volatilidad cambiaria, porque hay meses en donde Argentina está cara en dólares”, afirma PERFIL el economista Martín Kalos. “Pensemos solamente de diciembre a hoy. En diciembre hubo una devaluación del 120% de un día para el otro y de ahí para acá el 75% de esa devaluación ya se perdió”. Eso significa, agregó, “que hoy, cuando uno compara precios, podrías estar importando un 75% más barato en pesos que lo que importabas hace seis meses ese mismo producto. Pero, ¿qué hace el comerciante que tiene que vender la mercadería acá? Por un lado, pone el precio al tipo de cambio al que accede hoy, pero también al tipo de cambio al que cree que va a acceder mañana”.
La pregunta que vale hacerse es cuánto necesitaría ese mismo importador para volver a comprar. La inestabilidad es enemiga de la previsión, no solamente en cuanto lo que costará el dólar, sino también respecto al acceso a esos dólares para reponer: “Si cree que va a venir una devaluación o no está seguro, o cree que no va a tener acceso a los dólares y va a tener que comprarlos en un mercado paralelo, entonces, por las dudas, se cubre”.
Otro problema es el cepo. “Muchas veces significó que por momentos no había acceso a importar, o a los dólares. Eso también es un problema que impacta en el precio, porque la oferta entonces era menor” y “el que tenía una computadora importada sabía que no muchos otros la tenían, por lo que podía fijar un precio sin tener demasiada competencia”, agrega el economista.
Los impuestos y cantidad de trámites para importar o para producir son parte de ese mayor costo argentino. “Hoy en Argentina tenés un impuesto PAIS del 17,5% sobre toda operación en dólares, incluyendo las importaciones”, explicó Kalos.
Por último, pero no menos importante, el economista se refiere al tema de la logística. La destrucción de la red ferroviaria y la falta de inversión en infraestructura aumentaron los costos del transporte interno, ya que la única alternativa es el traslado en camiones, un medio mucho más caro que otros como los trenes, por ejemplo.
Además, “el flete desde cualquier lugar del mundo a Argentina es relativamente más caro, porque Argentina está lejos geográficamente de los principales centros productores y de consumo, y es más costoso un flete marítimo hasta acá, dado que en general no viene tanta mercadería”, concluyó.
Salarios e impuestos
Para el economista Federico Poli, “Argentina se encuentra cara en términos de dólares respecto al resto del mundo, y peor aun cuando se miden los precios en relación con el salario”.
Hay varios factores que explican esta situación. “El valor del tipo de cambio real (TCR) es central cuando se comparan los precios locales respecto al resto del mundo. Cuando la evolución del tipo de cambio se atrasa respecto a la evolución de la inflación, los precios en dólares de los bienes se incrementan. A eso se debe sumar el diferencial de la carga impositiva que soportan los bienes producidos en Argentina respecto al resto del mundo”, detalló.
El economista destacó el impacto de los costos logísticos, pero también “la inexistencia de financiamiento de largo plazo y el escasísimo y caro financiamiento de corto plazo para capital de trabajo”. Otros factores, “como la volatilidad e inestabilidad económica, son insoslayables a la hora de analizar la realidad empresarial en Argentina”, consideró. “En este contexto macro y microeconómico, el sistema de precios también está roto”.
Los bienes transables son los más afectados por el atraso cambiario, “en la medida en que tienen que competir con bienes producidos en el exterior, ya sean bienes importados en el mercado local o en terceros mercados donde se exportan”.
La situación no es nueva, pero se agudiza. “Es una característica histórica del tipo de estructura económica de nuestro país”, señaló Poli.
“Marcelo Diamand a fines de los 60, principios de los 70, hablaba de la estructura productiva desequilibrada por la diferencia de productividades relativas entre la industria y el sector primario exportador. Al fijarse el TCR al nivel del sector de mayor productividad (el primario exportador) los precios de la industria quedan caros en términos de dólares. Probablemente en la actualidad se agudizaron otras distorsiones por el atraso de la infraestructura o el peso desmedido de los impuestos”.
Algunas comparaciones
Un informe de la consultora Analytica comparó los precios de una canasta de once productos básicos (entre ellos carne, huevos, queso, leche, shampoo y lavandina) y el poder de compra de los salarios argentinos con los de otros países del mundo y la región. “En la Argentina (Buenos Aires), adquirir la canasta de once productos básicos requiere el 32,8% del salario mínimo. En los Estados Unidos (Nueva York), demanda apenas el 2,8%; en España (Madrid), el 5,4%; en Chile (Santiago), el 15,4%; en Uruguay (Montevideo), el 18,2%, y en Brasil (San Pablo) el 22%”, sostiene el informe.
Por otro lado, señala que “la Argentina tiene la segunda canasta más cara en dólares (US$ 86,8) por detrás de la de Uruguay (US$ 104,9), pero el salario mínimo más bajo (US$ 238)”.
Para la economista Laura Testa, “el principal problema es la diferencia brutal que existe en los ingresos, que están por debajo de la canasta básica”. Agrega que, en casos como el de la vestimenta, los precios comparativos son más caros “porque tiene demasiados elementos importados, y porque la producción del hilado está monopolizada”. Con respecto a la carga impositiva opinó que “tiene más impacto en las Pymes que en las grandes empresas, que son formadoras de precios”.
En el mismo sentido que Kalos, Testa señaló que “los precios suben cuando se producen devaluaciones o cuando hay expectativa de que va a haber una devaluación”.
Francisco Eggers también considera al tipo de cambio como fundamental. “Es una cuestión de tipo de cambio real. El 13 de diciembre se devaluó y se llegó a un tipo de cambio relativamente alto. Pero desde entonces tenemos una especie de ‘tablita cambiaria’, que mantiene al dólar oficial subiendo a un ritmo de 2% mensual, bien por debajo de la inflación. Eso implica que los precios nuestros suben no sólo en pesos, sino también en dólares, en euros o reales”, explicó.
A corto plazo, lo que importa es el tipo de cambio real. “Por supuesto que hay otras cosas que hacen al costo para corregir, como la eficiencia estatal. Pero lo que mejora la competitividad a corto plazo es el tipo de cambio real”.
El problema, afirmó, es que “si se liberara el mercado cambiario y se pretendiera no aumentar el dólar (mantenerlo con el 2% mensual), habría una invasión de productos importados como en la época de Martínez de Hoz o la convertibilidad, porque varios productos están en Argentina más caros que en el exterior”.
El problema del Estado
Para Marcelo Elizondo, el problema principal es el Estado: “Argentina es una economía con tanta interferencia gubernamental, con tanto estatismo y con tanta inestabilidad macroeconómica que tiene una baja inversión, un acople tecnológico con las tendencias mundiales muy bajo, y las empresas tienen muy baja escala, de modo que hay mucha ineficiencia y la productividad es bajísima. Esto hace que tengas empresas con altísimos costos de producción”, argumenta. Además de los impuestos, el economista hace hincapié en “el costo burocrático para importar bienes de capital o insumos, y para invertir” en un contexto con “servicios que son muy caros como la logística y el transporte”. La conclusión de Elizondo es que se trata de un problema que no es coyuntural, sino de “competitividad sistémica”.
Más allá de todos los factores y de la necesidad de que el Estado intervenga (y de cómo lo haga) los argentinos, viajen o no viajen, notan la diferencia: “Te hicieron creer que podías condimentar la ensalada”, dice Manu Guija en el video que hizo desde España para TikTok. El aceite de oliva cuesta 9,55 euros en ese país, y€15 en Argentina.
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