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Luxemburgo, un país surreal

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Luxemburgo, un país surreal

A pesar de su prosperidad y el alto nivel de vida, Luxemburgo enfrenta el desafío de limpiar su reputación como el paraíso fiscal en la UE.

Arrastrado por el deseo de volverse millonario antes de los 40, un argentino decidió fundar una empresa de servicios financieros. Pero no en su país, sino a 11.318 kilómetros, en un país más chico que el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde la mitad de los habitantes son extranjeros, y casi todos son empresarios y millonarios. Hubo tres cosas que lo empujaron -según cuenta, bajo condición de anonimato- a subirse a un avión y mudarse a Luxemburgo: “Su ubicación geográfica, su estabilidad económica y política, y su condición de paraíso fiscal, claro”.

Luxemburgo

Superficie:
2586 km²
Población:
677.411 hab. (2023)
Capital:
Luxemburgo
PBI per cápita:
US$ 127.444 (2023)
Moneda:
Euro
Idioma:
Luxemburgués, Francés, Alemán

Luxemburgo es un país diminuto rodeado de tres potencias europeas -tiene apenas 2586 km2 y 677.411 habitantes-, pero en términos económicos es un gigante: tiene más de 240 bancos, un PBI per cápita de 118,770 euros, una inflación de apenas 2,6%, altos niveles de inversión extranjera directa, y uno de cada 15 habitantes es millonario. Es el único Gran Ducado en el mundo, y además alberga a algunas de las empresas multinacionales más grandes, como Pepsi, Ikea, JP Morgan, FedEx, Amazon y Deutsche Bank.

El caso de este argentino es representativo de miles de extranjeros que se mudan por un tiempo a trabajar o estudiar a este pequeño país atraídos por los grandes beneficios que ofrece: sueldos altísimos, buena calidad de vida, una baja tasa de desempleo, y generosas ayudas económicas del gobierno.

Luxemburgo es un pequeño país de Europa que limita con Bélgica, Francia y Alemania. Es en su mayoría rural, con un denso bosque.

Luxemburgo es un pequeño país de Europa que limita con Bélgica, Francia y Alemania. Es en su mayoría rural, con un denso bosque.Matías Bevilacqua.

La mitad de los habitantes son extranjeros y, alrededor de 230.000 personas cruzan diariamente la frontera desde países vecinos para trabajar ahí. Así, el mercado laboral se compone de 508.013 puestos de trabajo, ocupados por 140.000 luxemburgueses, 142.000 residentes extranjeros y 226.000 trabajadores transfronterizos, según datos del Banco Mundial.

Pero este atractivo económico ocultaba un lado oscuro que empañó seriamente su imagen, una reputación que Luxemburgo ahora lucha por revertir.

En azul, el tamaño de Luxemburgo en comparación con Buenos Aires (Foto: The True Size Of...).

En azul, el tamaño de Luxemburgo en comparación con Buenos Aires (Foto: The True Size Of…).

En 2021 una red de periodistas accedió a casi cuatro millones de documentos y registros de empresas radicadas en el país y mostró que las prácticas financieras y la legislación del país ocasionaban a la Unión Europea pérdidas de alrededor de diez mil millones de euros anuales. ¿Qué pasaba? Luxemburgo albergaba un número significativo de empresas offshore sin actividad económica real, que facilitaban la ocultación de activos y la evasión fiscal. La investigación, llamada OpenLux, destapó la opacidad del sistema financiero de Luxemburgo y sacudió el panorama financiero europeo.

Los periodistas descubrieron a 256 multimillonarios entre las empresas, personas famosas y poderosas de todo el mundo involucrados en el escándalo. También identificaron casos en los que los beneficiarios finales eran menores de edad, personas fallecidas o individuos evidentemente utilizados como testaferros.

La polémica se estiró incluso hasta este lado del mundo. En enero de este año, la decisión del presidente Javier Milei de pedir al Congreso que ratifique el convenio para evitar la doble imposición tributaria con Luxemburgo generó un intenso debate, porque, si bien este acuerdo podría atraer inversiones extranjeras, también se temía que redujera la carga fiscal de grandes compañías y empresarios en la Argentina.

Debido a las críticas por facilitar la evasión de miles de millones de dólares en impuestos por parte de multinacionales, Luxemburgo se embarcó en un esfuerzo de rebranding para que el mundo lo perciba con otros ojos.

Debate
Sin embargo, en la actualidad Luxemburgo todavía es considerado un paraíso fiscal por el Observatorio Fiscal de la UE, que muestra que tiene una rentabilidad excesiva de las empresas extranjeras y es el quinto país a nivel mundial como destino de desvío de beneficios.

“Es el único país de la UE, junto con Malta, que aún ha recibido una recomendación sobre el riesgo de planificación fiscal agresiva por parte de la Comisión Europea en el Semestre Europeo de 2024″ explica a LA NACION Chiara Putaturo, asesora sobre desigualdad y política fiscal en la Oficina de la ONG Oxfam en la UE. “Esto se confirma por el hecho de que tiene un nivel desproporcionado de IED (inversión extranjera directa) entrante y saliente, intereses, regalías y dividendos en comparación con su PBI”.

Pero, aunque las ONG de transparencia lo siguen etiquetando como un paraíso fiscal, el país cumple con los estándares de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Tras el escándalo de OpenLux y en un intento de limpiar su imagen, Luxemburgo reformó su política de resoluciones fiscales, adoptó una medida para evitar deducciones de intereses y regalías pagados a paraísos fiscales de la UE, y en 2019, comenzó a abandonar su política de secreto bancario al unirse al Modelo de Convenio Tributario de la OCDE.

Luxemburgo.

Luxemburgo.Archivo

“El argumento más frecuentemente utilizado a nivel internacional es que Luxemburgo aboga por un campo de juego equitativo. Lo que significa, más o menos, que no nos movemos mientras los demás tampoco lo hagan”, explica a LA NACION el periodista luxemburgués Armand Back. “El sector financiero es la industria más grande del país, por lo que es normal que cada gobierno intente protegerlo. Quiero decir, es de lo que vivimos”.

El sector financiero en el país despegó en la década de 1930 con la Ley de Sociedades de Cartera de 1929, que permitió a las empresas evitar la doble imposición y atrajo a muchas corporaciones internacionales. “En aquel entonces era un paraíso fiscal antes de que el concepto siquiera existiera, al menos como lo entendemos hoy”, agregó Black.

Este impulso inicial fue seguido por un boom bancario en la década de 1960, facilitado por leyes que eximían de impuestos las ganancias financieras, que convirtió a Luxemburgo en un refugio para instituciones financieras en medio de crisis en Estados Unidos, Suiza y Alemania. Actualmente, con más de 200 bancos y un sector financiero que representa el 25% del PIB, se destaca como un hub financiero global, apoyado por una economía diversificada que incluye tecnología satelital y finanzas verdes.

Una vida de lujos
Pero hay algo que está claro y es que en este país desconocido para muchos la gente tiene un nivel de vida ostentoso, lo cual se verifica en las estadísticas que le otorgan el tercer lugar en la lista de países del mundo con mayor producto bruto interno por habitante.

El sueldo mínimo ronda los 2300 euros, mientras que el promedio es de 6000, la tasa de desempleo es del 5,7%, el transporte público es gratuito y la delincuencia es una rareza.

Luxemburgo, el primer país con transporte público gratuito

Luxemburgo, el primer país con transporte público gratuitoDPA

Tan ricos son que rompen otro récord insólito: además de la mayor densidad de autos -698 vehículos por cada 1000 habitantes- también presumen de tener la flota automovilística más moderna y, sobre todo, la mayor concentración de vehículos de lujo per cápita. Un estudio publicado en 2021 reveló que Luxemburgo cuenta con un auto de lujo por cada 13 habitantes y, el año pasado, se matricularon más Porsche que Citroën.

Según dicen los luxemburgueses, esto es muy normal. “Al ser un país tan ‘rico’, mucha gente siente la necesidad de comprar ropa cara falsa para formar parte de esa población rica. Esto ocurre sobre todo entre los jóvenes, que se hacen la ilusión de que todo el mundo es rico con su ropa de Gucci y su cinturón de Louis Vuitton, pero en realidad es sólo una máscara que se ponen para formar parte de ello”, dice a LA NACION Sara Guzman, quien tiene 20 años y vive en Sandweiler, a cinco kilómetros al este de la ciudad de Luxemburgo.

En Luxemburgo también está el Tribunal de Justicia de la UE.

En Luxemburgo también está el Tribunal de Justicia de la UE.

En general los luxemburgueses sienten un orgullo mesurado. Saben que el país funciona bien y mantienen una identidad fuerte a pesar de su historia: fueron dominados por Francia y España, y en la Segunda Guerra Mundial resistieron a Alemania con mucho sacrificio. En total, soportaron veinte asedios y ocupaciones, además de perder territorio que en el siglo XIV era 40 veces más grande, abarcando partes de Alemania, Polonia, República Checa y Bélgica.

País surreal
Luxemburgo es un mosaico de nacionalidades, y entre ellas están, obviamente, los argentinos.

“Este país es como un videojuego”, dijo a LA NACION Juana Medus, una argentina que vive allí hace un año y medio. “No hay perros en las calles y todos los autos son nuevos, lujosos. Casi toda la gente se viste igual, de traje u oficina, y no conocí a muchos luxemburgueses; están escondidos. En la calle se habla francés o inglés”.

Según cuenta, la calidad de vida es alta, pero el costo de vida también: el alquiler es caro, así como también salir a comer y darse otros gustos. Todos destacaron el problema del sector inmobiliario que radica en los altísimos precios de los alquileres y las viviendas, lo que hace prácticamente imposible para muchas personas comprar una casa.

El casco antiguo de Ciudad de Luxemburgo

El casco antiguo de Ciudad de Luxemburgo

“Es como un barrio cerrado enorme, es surreal”, dice el argentino Tomás Silva que vive ahí hace casi dos años. “Si no tenés trabajo, hay una agencia de empleo que te lo consigue, si tenés un perro, pagás impuestos por él, lo que significa que tiene derechos. Un conductor de colectivo o cualquier policía habla cuatro idiomas, y si perdés algo, alguien lo pone a la vista de todos para que el dueño lo levante”.

Ambos mencionaron un problema recurrente: la droga. Juana dice que a veces, cuando abre la puerta de su casa para ir a trabajar se encuentra con restos que dejan los adictos: agujas, papeles quemados y sangre.

Pero incluso las personas que viven en la calle cuentan con un gran amparo estatal. “Si son adictos, les dan jeringas limpias para que al menos no se enfermen. Es muy loco, pero es así”, agrega Silva.

Un ejemplo es el de Stephan, que vive en una carpa en un bosque porque no le alcanza la plata para comprar una casa. Sin embargo, tiene una lámpara con una batería externa donde carga su celular y su propia tarjeta de seguridad social. Stephen no tiene dientes, las drogas se los pudrieron, pero esto no es evidente porque tiene una prótesis dental que obtuvo sin pagar, gracias a la asistencia social, según mostró en un programa de TV.

El duque
En los negocios de Luxemburgo, es común ver fotos de los duques por todos lados. El Gran Duque, aunque tiene un rol más simbólico y representativo como jefe de Estado, es una figura clave para la identidad nacional, la independencia y la unidad del país. Aunque no se mete en el poder Ejecutivo, Legislativo ni Judicial. Desde el año 2000, el Gran Duque Enrique ha estado en el trono, pero recientemente anunció que abdicará en favor de su hijo, el Príncipe Guillermo. Así, la tradición de transición pacífica del poder dentro de la familia real continuará.

El Gran Duque Enrique de Luxemburgo junto a su mujer María Teresa.

El Gran Duque Enrique de Luxemburgo junto a su mujer María Teresa.

Bajos impuestos, buena asistencia social, atracción de multinacionales, desarrollo de un fuerte sector financiero, una monarquía que aporta estabilidad y unidad nacional. Todo esto se suma al esfuerzo de hacer que este país desconocido sea más distinguible internacionalmente y para “poner a Luxemburgo en el mapa”, como a veces se escucha en el discurso oficial.

El himno del país insiste con un latiguillo instaurado en 1859 por el poeta Michel Lentz: “Queremos seguir siendo lo que somos”. Luxemburgo lucha por sacudirse las sombras de su pasado, pero estas palabras reflejan un problema intrínseco: por más intentos que haga, cambiar una percepción tan arraigada es una batalla cuesta arriba.

(Por Ilaria Landini paraLa Nación // Imagen principal: Nueve de cada 10 empresas registradas en el Gran Ducado de Luxemburgo son propiedad de no residentesInstagram @luxembourg_portal)

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