La mesa chica de la central obrera se reunió para definir un plan de rechazo a la reforma laboral y a la reimposición de la cuarta categoría del impuesto a los ingresos; el 25 de julio convocarían a una marcha o un paro.
En medio de tensiones internas y versiones de una ruptura, la CGT se reunió esta tarde con el objetivo de explorar un consenso para avanzar con el plan de lucha contra el Gobierno. El encuentro sindical se concretó después de tres semanas de postergaciones a la espera del desenlace de la Ley Bases y tras el faltazo de la cúpula cegetista a la convocatoria que hizo Javier Milei a Tucumán para suscribir el Acta de Mayo. Los dirigentes sindicales decidieron que será cada gremio afectado el que se presente ante la Justicia para rechazar la restitución del impuesto a las Ganancias.
Las preocupaciones sindicales urgentes son la caída del empleo, la recomposición salarial y el regreso de la cuarta categoría del impuesto a las ganancias, que afectaría en los primeros meses a casi un millón de asalariados. Por Ganancias, no habrá una presentación judicial corporativa de la CGT, pero sí de gremios y de trabajadores de manera autónoma. El objetivo es dejar sin efecto el tributo con el argumento de que la ley “no fue votada por las dos cámaras del Congreso”, lo que consideran “inconstitucional”. Empujan la judicialización desde los gremios del transporte hasta el de bancarios, con Pablo Moyano y Sergio Palazzo al frente de la demanda.
Del encuentro, que se llevó a cabo en la sede del gremio estatal de UPCN, con Andrés Rodríguez como anfitrión, participó el triunvirato de mando que integran Héctor Daer, Moyano y Carlos Acuña, pero además contó con la presencia de por lo menos un referente de los diferentes sectores que forman parte de la central obrera. En ese marco, los dirigentes convocaron al consejo directivo para el 25 de julio, con una agenda en la que tienen pendiente definir una nueva protesta contra el Gobierno.
De acuerdo a las fuentes consultadas por LA NACION, la estrategia de los gremios que irán a la Justicia fue expuesta por Hugo Moyano (h.), cuya presencia fue toda una novedad en la reunión de UPCN. Tras la sanción del paquete fiscal que impulsó el Gobierno, volverán a tributar Ganancias quienes tengan ingresos superiores a $1.800.000 en el caso de los solteros y de $2.100.000 para casados. Según los cálculos de los gremios, casi un millón de trabajadores sufrirán el impacto en sus bolsillos.
Según fuentes inobjetables de los diversos sectores en pugna que fueron consultadas por este medio, la intención es hoy forzar una tregua entre “los Gordos” e “independientes” con el sector que comulga con el kirchnerismo para continuar con el plan de lucha lanzado a fines de diciembre pasado, cuando Milei intentó avanzar con una reforma laboral por decreto que está aún pendiente de una resolución de la Corte Suprema de Justicia.
“El conflicto es inevitable si la recesión se mantiene”, coincidieron dos dirigentes de la mesa chica de la CGT. Puertas adentro de la central obrera se impone por ahora un posicionamiento prudente y cauteloso después de haber activado ya dos paros generales (24 de enero y 9 de mayo) contra Milei. Quienes no están dispuestos a acelerar el choque argumentan que el Gobierno dinamizó la homologación de las paritarias y que hay que darle aire tras la aprobación de la Ley Bases.
En la vereda de enfrente están los más combativos, que pretenden incluso plantear la posibilidad de una nueva huelga, que hasta podría ser de 36 horas. Hay otra idea en gateras, aún por debatir: programar una semana de protestas sectoriales, como hacen los gremios en Europa. Con moderados y duros, da la sensación de que la CGT ya tomó la decisión de mostrarse con la guardia en alto y dejar latente una nueva medida de fuerza entre el corto y mediano plazo.
(Imagen: La mesa chica de la CGT se reunió este miércoles en la sede de UPCNSoledad Aznarez – LA NACION)
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