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Guillermo Oliveto: «La recesión tiene una magnitud 2002»

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Guillermo Oliveto: «La recesión tiene una magnitud 2002»

El especialista en consumo señaló que la crisis económica es la más severa en los últimos 30 años. «La recuperación tendrá la forma de la pipa de Nike, bastante alargada», afirmó.

Guillermo Oliveto sostuvo que la recuperación, a pesar de la esperanza por parte del Gobierno de que sea en V, será «lenta y prolongada», con mejoras hacia fin de 2024. En cuanto al ajuste de gastos de la población, señaló que hubo una tendencia generalizada de recortes en todos los sectores sociales, aunque las clases más altas aún mantienen ciertos hábitos de consumo. “Vemos crecimiento en segundas, terceras y cuartas marcas, el límite es que lo comible sea comible y lo tomable sea tragable”, manifestó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Guillermo Oliveto es analista de las conductas humanas. Desde hace 30 años estudia, analiza e investiga hábitos, patrones y comportamientos de los consumidores y ciudadanos. En 2010 fundó la Consultora W, focalizada en la consultoría estratégica basada en evidencias. Escribió varios libros sobre este tema.

Alejandro Gomel: ¿Lo está pasando con el consumo es fuera de lo común si trazamos los últimos 30 años de la Argentina?

Lo que nosotros estamos viendo en el primer semestre es que se confirma una recesión que hasta acá fue en magnitud 2002, solo comparable con aquella. Con contracciones en sectores muy importantes, fuertemente generadores de empleo, como por ejemplo en la construcción del orden del 30%, en la industria del 15%. En promedio, hay sectores que están cayendo más: en la venta de automóviles del 23%, en alimentos del orden del 10%, en carne casi 20%, en indumentaria mismo valor, también en el orden del 20%. Estamos hablando de números muy duros.

Te diría que en general, tanto la sociedad que el año pasado decía “el ajuste hay que hacerlo porque es inevitable”, y que votó a una persona que claramente planteaba eso en la campaña electoral, con lo cual no hay ningún engaño, y mismo el empresariado esperaba que ocurriera una situación de contracción. Creo que lo que se subestimó fue la duración y la profundidad, la magnitud.

Entonces, estamos terminando un primer semestre que claramente aleja la posibilidad de la recuperación en V de la economía en general. Nosotros, en el consumo, siempre planteamos que podía ser V en el PBI pero no en la microeconomía, porque el PBI iba a estar acompañado por el impulso de la recuperación del agro, obviamente a partir de la comparación contra la sequía del año anterior, más el boom que hay en la energía, pero que el resto de la economía la veríamos más lenta.

Hoy seguimos manteniendo nuestra hipótesis de que la recuperación tendrá la forma de la pipa de Nike, bastante alargada, con una posible mejora hacia el último trimestre de este año. Hablamos de Día de la madre, Navidad, Año Nuevo, ya comienzo del 25 digamos, pero por ahora, para sintetizar, 2024 es un partido en la altura, 0-1 es negocio.

AG: Es muy impactante cuando nombras el tema alimentos, lo que los especialistas llaman los “alimentos inelásticos”. La gente no puede dejar de comer, pero la venta de alimentos cayó de una manera profunda.

Sí, todo lo que es producto de consumo masivo hasta el mes de mayo, que es el último dato disponible. Más, te diría, los avances que ya me pasaron de la consultora Scentia, que es quien mide esto en todos los canales de comercialización. Está casi confirmado que junio, si no era -10, era -9, por lo cual el promedio va a estar en el orden de lo que veníamos teniendo hasta ahora, que es una caída muy importante.

Pensá que en el 2002 cayó 14% y fue la única vez que hubo una contracción de ese orden desde la gran crisis para acá, o sea, ni siquiera ocurrió en el 2009, la pandemia no cuenta, porque en definitiva fue una contracción autoinflingida, por una cuestión de otro orden, y encima esa dimensión que fue alimentos no tuvo esa caída porque estaba todo el mundo en la casa y todo el mundo lo que hacía era comer y tomar. Lo que cayó muy fuerte fueron otros sectores.

Entonces, lo que vemos es que probablemente esto haya hecho piso, esa sí es una hipótesis válida. Un número que en consumo siempre es complejo mirar es el intermensual, porque podés tener un mes mejor que el otro por cómo caen los fines de semana y demás. Yo siempre le recuerdo, en general, a los economistas, que los números de consumo se miden mucho más interanuales que intermensuales, porque los presupuestos, los bonos y los acuerdos con los canales son interanuales, pero si queremos mirar el intermensual, miremos cuando tengamos una tendencia de tres o cuatro meses en el mismo sentido. Hasta ahora eso no se está dando.

Te pongo un solo ejemplo, autos mejoró en abril contra marzo, empeoró en mayo contra abril y empeoró en junio contra mayo. Entonces, no hay una recuperación todavía ahí. Lo que hay probablemente es esta idea de que estamos en esa parte baja habiendo consolidado una caída del 20%-25%, estables ahí abajo, sin que todavía recupere y sin que caiga más.

Elizabeth Peger: ¿Es posible que puedas trazarnos una especie de radiografía respecto de cuáles fueron los consumos, como fue el recorte intrafamiliar en cada sector social y que consumos se resignaron?

Resignación hay en todos los sectores. Yo diría que es vertical y transversal, es decir, atraviesa toda la pirámide social y toca un montón de sectores entre cada uno de los segmentos.

Vos lo que tenés es, en la clase media-alta y en la clase alta, que eso es grosso modo hoy el 20% de la familia de la Argentina, una preservación del mundo privado. Es decir, no quiero salir de la prepaga, no quiero sacar a los chicos de la escuela privada, no quiero vender el auto y depender exclusivamente del transporte público. Todo el resto es negociable. Si tenía un personal trainer, dejarlo. Si iba al gimnasio, entrenar en el parque. Si tenía psicólogo, dejarlo, sacarlo por la prepaga o ir menos. Estoy hablando de hábitos de clase media alta. Comprar menos electrodomésticos, comprar menos indumentaria, postergar el cambio de celular, salir menos, ir menos al restaurante, ir menos al cine o viajar menos, etc. De ahí para abajo lo que nosotros encontramos es un foco muy fuerte en la comida.

El centro es tratar de preservar los hábitos que se venían teniendo en la alimentación en la clase media-baja y en la clase baja es tratar de preservar la alimentación. Que no haya que saltear comidas, que en muchos casos eso está ocurriendo. Entonces, son distintos gradientes de recorte, depende del resto que cada uno tenga, pero con una incomodidad generalizada, que diría atraviesa toda la pirámide social.

AG: Y lo que nosotros percibimos como clase media. Qué quedó en realidad de la clase media si uno va al análisis.

Sí, te diría que ahí estamos empezando a explorar algunas hipótesis un poco complejas, donde lo que nos encontramos en nuestro último estudio cualitativo, cuando fuimos a preguntar sobre, justamente, esa identidad, ese imaginario histórico de clase media, lo que nos volvió es «pobreza». Lo que nos volvió es una semántica de la pobreza. Distintos gradientes de pobreza tomando el discurso, tomando la narrativa de la sociedad, más que la clase media y una definición de clase media novedosa, que ¿qué es ser clase media hoy? No ser pobre.

Entonces, eso marca también una degradación que tiene años y que de alguna manera coagula en este proceso que se vivencia de una manera abrupta y de una contracción muy profunda, paradójicamente con un gran apoyo para el Gobierno por parte de la población, que entiende que había que pasar por acá, que esto tiene sentido, que esta es la salida y que hay que hacer el esfuerzo. Estoy hablando del 53%-54% de la población que apoya al Gobierno, obviamente no el resto. Entonces, eso es una extrañeza propia de un momento absolutamente inédito en la historia de la Argentina.

Claudio Mardones: ¿Cómo es el comportamiento de las segundas marcas en este escenario? ¿Cómo evoluciona esto en un momento donde asoma esta meseta inflacionaria del 4,5%? ¿Qué está viendo ahí?

Ahí, lo primero que hay que entender es que bajo esa nueva lógica volvió el mercado. De alguna manera el mensaje implícito que el Gobierno mandó es “pongan los precios que quieran, vendan lo que puedan”. Entonces eso reordena toda la estructura de los mercados.

En ese sentido empieza a haber, como vos decías, diferencias de estructura del precio en lo que se llama técnicamente el portafolio, lo que es una primera masa, una segunda, una pyme, etc. Y lo que vemos es crecimiento en todas las segundas, terceras, y la gente incorpora también en su semántica o en su exclusividad la idea de las cuartas marcas. ¿Cuál es el límite? Que lo comible sea comible, que lo tomable sea tragable.

CM: Donde parece que no hay muchas segundas marcas y es un escenario donde además los precios están liberados, tiene que ver con la conectividad, los proveedores de internet. Venimos de un momento donde hubo una tensión con el Gobierno de Alberto por el DNU 6/90, después el conflicto judicial y ahora nos encontramos con un escenario donde las grandes empresas de internet siguen empujando los precios. ¿Cuánto empobrece al consumidor ese incremento de la conectividad?

Yo diría que ahí, de lo que hemos estado investigando, la conectividad es otra de las cosas que sobre todo en los sectores de clase media-baja o de clase baja trabajadora se busca contener o retener, porque en definitiva tienen mucho que ver con la posibilidad de tener empleo, que hoy es la otra variable central en este escenario.

Hay una variable, como vos decías, muy favorable, que es la baja de la inflación. Eso trae aparejado una consecuencia favorable, que es el retorno del crédito. Hay un retorno del crédito importante, tanto en los prendarios como en los personales, gente volviendo a tomar crédito a tasas que entiende puede pagar, que son mucho más bajas que las que eran, y eso genera una posibilidad adicional de consumir. Eso es un elemento a favor de la posibilidad de empezar a salir de este piso en el que entró el consumo hace algunos meses.

Y por otro lado, el fantasma que está dando vuelta y que jugaría en contra es qué es lo que ocurre con el empleo. Si miramos los números del primer trimestre, tuviste 7,7% de desempleo a nivel país, pero tuviste 9,9% en el Gran Buenos Aires. Y es muy probable que el primer trimestre no haya sido peor. ¿Por qué? Porque muchas compañías demoraron decisiones esperando una recuperación de la economía que entendía que iba a ocurrir más rápido.

Entonces, en ese entorno, lo que te encontrás es que mantener el empleo es fundamental, y ahí la conectividad opera como el gran puente con esa posibilidad. Por lo tanto, se recortan otras cosas. Podés recortar Netflix, pero no podés cortar los datos del celular o el internet. Esas son las dos cosas que hoy se buscan mantener o preservar recortando otras cosas, porque tienen una importancia, en este momento, crítica.

(Imagen: Guillermo Oliveto | CEDOC)

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