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Barracas: la histórica fábrica Bagley

Se instaló en 1892: las galletitas que revolucionaron el lugar y a todo el país.

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La planta de Bagley pasó por varias etapas de crecimiento y fue un símbolo del desarrollo industrial que marcó a ese barrio porteño; su huella perdura, pero hoy el inmueble aloja otro uso.

Los vecinos aún recuerdan el maravilloso aroma que rodeaba a la planta de Bagley, situada en la avenida Montes de Oca al 100, en el barrio porteño de Barracas, cuando se horneaban sus galletas. Fundada por el norteamericano Melville Sewell Bagley en 1864, elaboró la primera bebida alcohólica con sello argentino que fue también la primera patentada. Melville había llegado al país dos años antes, tras escapar de la Guerra de Secesión, iniciada en los Estados Unidos en 1860, y comenzó a trabajar en la Droguería La Estrella, que funcionaba en Defensa y Alsina, también en la ciudad de Buenos Aires, antecesora de la farmacia La Estrella y uno de los comercios más prósperos de la ciudad. Esta pertenecía a la firma A. Demarchi y Hnos., y allí Melville tuvo la idea de crear una bebida alcohólica elaborada sobre la base de la corteza de las naranjas amargas que crecían en su quinta de Bernal, adonde se había instalado tras su llegada a la Argentina.

“Empezó a preparar esas mezclas o destilados con las naranjas amargas de su casa hasta que encontró el sabor apropiado que dio origen a la Hesperidina, una bebida alcohólica que todavía se vende. Luego, a partir de la pulpa de la naranja elaboró mermelada y se dedicó también a la producción de galletitas”, explica Lucas Yáñez, profesor de historia y miembro de la Junta de Estudios Históricos de Barracas.

El norteamericano Melville Sewell Bagley elaboró la primera bebida alcohólica con sello argentino, Hesperidina, a partir de naranjas que crecían en su casa de Bernal

El norteamericano Melville Sewell Bagley elaboró la primera bebida alcohólica con sello argentino, Hesperidina, a partir de naranjas que crecían en su casa de BernalGentileza Bagley

Según su etiqueta, la Hesperidina se presentaba como un aperitivo con propiedades curativas, “un licor exquisito de mesa para disponer el apetito y facilitar la digestión de los alimentos”, reseña el libro que la marca publicó para su 150° aniversario. Cuenta el texto que sus propiedades terapéuticas fueron aprovechadas en los hospitales de campaña durante la Guerra de la Triple Alianza –que enfrentó a la Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay entre 1865 y 1870– para revitalizar a los heridos. La bebida sería la primera marca patentada en nuestro país cuando en 1876, cansado de las falsificaciones e imitaciones de Hesperidina, Bagley convenció al entonces presidente Nicolás Avellaneda para la creación del Registro Único de Marcas y Patentes Argentino. Hoy, la comercializa el Grupo Cepas.

Sus productos tuvieron tanto éxito que algunos pasaron a ser parte de la cultura popular. El libro aniversario recoge la anécdota que dio origen a la popular frase “No quiere más Lola”. “Se cuenta que una persona que visitaba a un familiar en un hospital vio a un enfermero llevar una camilla hacia la morgue con un paciente recientemente fallecido y entonces le dijo a alguien que lo acompañaba: ‘Este no quiere más Lola’. Por sus ingredientes naturales, la galletita de Bagley así llamada se había convertido en un alimento naturalmente recetado por los médicos en muchos hospitales. Fue así que la expresión se metió en la cultura popular argentina para describir a alguien que se da por vencido”, detalla.

Las galletitas Lola, elaboradas por Bagley y consumidas masivamente

Las galletitas Lola, elaboradas por Bagley y consumidas masivamente.

Las barracas

Según explica Yáñez, la fábrica de Bagley en la avenida Montes de Oca 169 se instaló en 1892 y era un fiel exponente de la Barracas industrial. “El término barracas responde a que en esa zona se instalaron depósitos o galpones que, en un principio, almacenaban los productos que se iban a exportar; por eso la ubicación estaba a las orillas del Riachuelo, porque era el puerto natural de la ciudad de Buenos Aires. En esos mismos depósitos también se guardaban los productos importados, las manufacturas”, señala el profesor de historia.

A partir de la pulpa de la naranja, Bagley elaboró mermelada y se dedicó también a la producción de galletitas

A partir de la pulpa de la naranja, Bagley elaboró mermelada y se dedicó también a la producción de galletitasGentileza Bagley

Recuerda que, en una primera etapa de nuestro país, se comercializaba fundamentalmente el cuero y, con el correr del tiempo, para la segunda mitad del siglo XIX se sumó la lana. Cuando se produjo el estallido de la Primera Guerra Mundial, en 1914, ese modelo económico agroexportador entró en crisis. “Exportábamos materias primas sin industrializar, para que después fueran procesadas en Europa y los trajeran de vuelta ya manufacturados. Pero, con la guerra europea, las fábricas no podían consumir las materias primas que la Argentina tenía para vender. Entonces comienza lo que se conoce como el proceso de industrialización por sustitución de importación. Es decir, se buscó reemplazar aquello que ya no venía desde Europa”, describe. A la vez, detalla que en esos mismos galpones que antes almacenaban las materias primas para exportar o las manufacturas importadas se empezaron a instalar las primeras fábricas o los primeros talleres que impulsaron a la industria local.

“En Barracas empezaron a instalarse muchas fábricas relacionadas con lo alimenticio”, explica Yáñez. En ese sentido, Bagley había sido pionera. Según consigna el libro aniversario, no es casual que, para mediados de la década de 1920, la marca haya decidido incursionar en el rubro de alimentos en conserva. Un negocio que experimentó un importante crecimiento como consecuencia de la Primera Guerra Mundial. Ajíes, arvejas y pickles fueron los primeros productos que empezó a ofrecer a los consumidores.

La fábrica de Bagley en la avenida Montes de Oca 169 se instaló en 1892 y era un fiel exponente de la Barracas industrial

La fábrica de Bagley en la avenida Montes de Oca 169 se instaló en 1892 y era un fiel exponente de la Barracas industrialGentileza Bagley

El fallecimiento de Melville Bagley en 1880 a los 42 años no fue el fin de la firma; por el contrario, la misma quedó a cargo de su esposa María Juana Hamilton. Ese mismo año, se mudó de su primera dirección en la calle Maipú 205 a la esquina de Victoria y Saavedra, actual Hipólito Yrigoyen 887. Siete años después, Bagley fue una de las catorce empresas que dieron origen a la Unión Industrial Argentina. Recién en 1892 se mudó a los terrenos sobre la avenida Montes de Oca, donde estaría por más de cien años.

“Era un edificio muy lindo ubicado sobre una loma con jardines en el frente que daba a Montes de Oca. Parecía una casona y, de alguna manera, no desentonaba con la tradición que tenía esa avenida durante el siglo XIX de albergar las quintas señoriales de las grandes familias”, agrega Yáñez. A medida que se ampliaron sus líneas de producción y se fueron incorporando distintas máquinas, sus instalaciones se ampliaron. En 1910 había incorporado dos terrenos linderos con salida a la calle General Hornos y la superficie de la fábrica se extendía a unos 4300 metros cuadrados.

A medida que se ampliaron sus líneas de producción y se fueron incorporando distintas máquinas, las instalaciones de Bagley se ampliaron

A medida que se ampliaron sus líneas de producción y se fueron incorporando distintas máquinas, las instalaciones de Bagley se ampliaronGentileza Bagley

Para ese entonces, ya elaboraba uno de sus productos estrella, las Ópera, las obleas lanzadas en 1905 a las que se les dio ese nombre en 1908 con motivo de la inauguración del Teatro Colón. Se sumaban las Mitre, que aparecieron en 1902 para honrar al expresidente Bartolomé Mitre, quien dio su autorización para el lanzamiento escrita de puño y letra: fueron un verdadero boom. En los primeros años del siglo XX, la planta de Montes de Oca elaboraba 6000 kilos de galletitas por día.

Según recuerda el historiador Leonel Contreras, en 1949 con un proyecto del ingeniero Guillermo Peña se construyó un nuevo edificio, momento en el que se perdió la antigua construcción y el original pasaje Europa que unía las calles Hornos con Montes de Oca. Para entonces, se habían introducido métodos de producción automáticos que aumentaron notablemente su capacidad. Tan así es que, para el festejo del centenario de la marca, en 1964, la planta de Barracas tenía 75.000 metros cuadrados cubiertos y funcionaban ocho líneas de producción con una capacidad de 200.000 kilogramos diarios, con productos que habían conquistado el paladar nacional como las Criollitas, Sonrisas, Merengadas y Rumba.

En 1949 se construyó un nuevo edificio de estilo racionalista que hizo desaparecer al anterior; se habían introducido métodos de producción automáticos que aumentaron notablemente la capacidad de la planta

En 1949 se construyó un nuevo edificio de estilo racionalista que hizo desaparecer al anterior; se habían introducido métodos de producción automáticos que aumentaron notablemente la capacidad de la plantaGentileza Junta de Estudios Históricos de Barracas.

Un grato recuerdo
En 1994, el grupo francés Danone adquirió Bagley, que trasladó su producción a otras plantas, por lo que en 1996 la sede de Barracas cerró definitivamente. Para 2005, Danone se unió a Arcor y se lanzaba Bagley Latinoamérica, que actualmente cuenta con plantas en la Argentina (en las provincias de San Luis, Buenos Aires y Córdoba), Brasil y Chile. Este año festeja su 160° aniversario.

Sin dudas, el cierre de la gran fábrica tuvo un impacto en el barrio. “Algunos vecinos históricos aún recuerdan caminar por las calles cercanas a la fábrica perfumadas por el aroma de las galletitas y del chocolate. Cuentan que, en determinados momentos día, depende cómo corriera el viento, el aroma se hacía más perceptible”, señala Yáñez. Y afirma que esto coincide con el cese de actividades de muchas otras fábricas en esa zona durante la década de los 90. “Esta situación generó desempleo en la zona porque las principales fuentes de trabajo provenían de estas fábricas. Sin dudas, quedó una situación de añoranza de las mejores épocas de estas plantas que tuvieron un papel preponderante en la vida del barrio”, concluye.

Ex fábrica Bagley construida en 1892 en el barrio de Barracas, ahora hay un edificio llamado Moca

Ex fábrica Bagley construida en 1892 en el barrio de Barracas, ahora hay un edificio llamado MocaSantiago Filipuzzi – Santiago Filipuzzi

En 2005 Copelle SA y el estudio Lopatín Arquitectos renovaron la exfábrica de Bagley para construir un edificio de cinco pisos con más de 200 departamentos y distintas amenities al que llamaron Moca. “Realizamos una intervención importante porque era un edificio preparado para la industria. No obstante, tomamos mucho de su estructura y la reacomodamos para poder construir viviendas”, aclara Diego Lopatín, de la firma homónima.

(Por Silvina Vitale para La Nación // Imagen principal: La fábrica funcionó durante más de 100 años en la avenida Montes de OcaGentileza Junta de Estudios Históricos de Barracas)

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