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El país africano que tuvo a Buenos Aires como capital

Guinea Ecuatorial, que hace casi medio siglo es gobernado por un cruel dictador.

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La antigua colonia española se encuentra en la actualidad bajo el mando del déspota más longevo del mundo, que está en el poder hace 45 años.

Situada del otro lado del Atlántico, sobre la costa africana, Guinea Ecuatorial es el país más argentino de ese enorme continente. Tan argentino que alguna vez, allá lejos y hace tiempo, Buenos Aires fue su capital.

¿Imposible? Cualquier consulta sobre tan desorbitada conexión habría que remitirla a los españoles de esos días, que dos años después de crear el Virreinato del Río de la Plata, en una decisión de lo más barroca, resolvieron poner esa pequeña colonia africana bajo su jurisdicción.

Guinea Ecuatorial

Superficie:
28.050 km²
Población:
1.634.466 (2022)
Capital: Malabo
PBI per cápita: US$ 2046 (2023)
Moneda: Francos CFA de África Central
Idiomas: español, francés, portugués

El vínculo entre dos lugares tan distantes, como cualquiera salvo los burócratas de la Corona podía prever, fue casi nulo. Pero esta hermandad, algo forzada, no deja de tener la nostalgia de un pasado común, y además un idioma compartido, ya que en esa insospechada nación también se habla español.

Separadas al nacer, las dos hermanas viven realidades diferentes en materia institucional. Mientras en la Argentina el sistema democrático está consolidado, Guinea Ecuatorial está desde 1979 bajo el rústico control del dictador Teodoro Obiang Nguema, el dirigente con más tiempo en el poder a nivel mundial, 45 años. Y cuando decida retirarse, está listo para tomar el relevo su hijo, conocido como “Teodorín”.

Aquel vínculo histórico entre Guinea Ecuatorial y la Argentina se revivió en 2008, con un viaje de Obiang a Buenos Aires, invitado por el gobierno de Cristina Kirchner. Una visita programada para hablar de negocios de gas y petróleo y la historia compartida que terminó en polémica: la entonces presidenta le trasladó al dictador su “honda preocupación por la situación de los derechos humanos en su país”, un comentario que sorprendió y enojó al líder guineano.

Cristina y Obiang, en 2008, cuando la presidenta le reprochó en público la situación de los DDHH en Guinea EcuatorialCristina y Obiang, en 2008, cuando la presidenta le reprochó en público la situación de los DDHH en Guinea EcuatorialArchivo

Dados los lazos creados con la antigua metrópoli, no sorprende que sea España el principal destino de los exiliados de la dictadura y otros migrantes. Los disidentes denuncian, desde allí y desde otros lugares, el régimen despótico y corrupto de un país donde, pese a contar con una espectacular renta petrolera desde la década de 1990, la brecha social se ensancha y la libertad se contrae. Como dato anecdótico, de allí también es la madre de la nueva estrella del Barcelona y la selección española, Lamine Yamal.

“Guinea Ecuatorial es la única nación de lengua hispana del África subsahariana. También el francés es oficial pero la mayoría de su población emplea las lenguas locales para comunicarse”, dijo a LA NACION el historiador argentino Omer Freixa, docente especializado en estudios afroamericanos y en historia africana. “El presidente pertenece a la etnia mayoritaria que es la fang y esta última tiene privilegios frente a otras etnias como la bubi o benga. En breve, la familia Obiang controla todo”, agregó.

“Durante el primer gobierno del país independiente (1968-1979), la dictadura de Francisco Macías sostuvo el orden a partir de una guardia nacional y una milicia étnica y paramilitar, además del empleo de la etnia fang y, en particular, del subgrupo ‘fang esangui’. Ese clan aún detenta un gran control sobre el aparato estatal, pero para ello su sobrino, Teodoro Obiang Nguema, reestableció su predominio al derrocar y ejecutar a Macías”, señaló el especialista.

De modo que Obiang accedió al poder con un baño de sangre inaugural, la ejecución de su tío. Y tras ese bautismo de fuego, mantiene el dedo en el gatillo para hacer marchar a la sociedad al paso que se le indica. De ahí que su régimen eche mano de un abanico de recursos: fraude electoral, cárcel a disidentes, tortura y muerte.

Pero a Obiang no solo no le tiembla el pulso a la hora de secuestrar las libertades de su pueblo: tampoco se molesta demasiado en borrar las huellas de sus crímenes. “En Guinea Ecuatorial prácticamente no hay tortura”, dijo en una entrevista con la televisión española, donde pretendía rebatir las acusaciones de autoritarismo.

Guinea Ecuatorial es el único país africano donde se habla españolGuinea Ecuatorial es el único país africano donde se habla español.

“¿Déspota yo?”, le faltó decir al hombre fuerte, quien en 2022 ganó las elecciones por enésima vez, con el 94,9% de los votos. No hubo sorpresas para la elección presidencial ni para el Congreso. Su coalición se quedó con las 100 bancas de diputados y las 55 de senadores, completando el pleno del Parlamento. Se podría decir, incluso, que la coalición se superó a sí misma, porque tenía 99 diputados… y ganó uno más.

En lugar de campaña electoral, el régimen condujo una implacable campaña de arrestos, denunciando una “conspiración” opositora para cometer “atentados” en las dos principales ciudades del país. El candidato opositor, Andrés Esono Ondo, denunció el previsible desenlace. “El régimen discrimina y el gobierno gobierna solo para la familia Obiang”, sentenció.

Quizás para mostrarse magnánimo, y en una excepción que confirma la regla, Obiang confirió el 9 de julio pasado una amnistía a un disidente, el pastor Rubén Maye Nsue Mangue, arrestado después de viralizarse un audio donde lo llamaba “un demonio que retiene prisionero a su pueblo”. El decreto concedió la amnistía al pastor y otras 19 personas con la “convicción de que los beneficiarios de la gracia contenida en esta disposición se comportarán dignamente como ciudadanos arrepentidos”.

Autos de lujo y viajes a Río
Tutu Alicante, disidente exiliado en Estados Unidos y director ejecutivo de la organización de derechos humanos EG Justice, explicó el funcionamiento del aparato de gobierno de Guinea Ecuatorial y su sistema de financiación, que va en sentido exactamente contrario a la financiación del país.

El hijo del dictador, conocido como "Teodorín", tuvo problemas con la Justicia en Francia y en Suiza

El hijo del dictador, conocido como «Teodorín», tuvo problemas con la Justicia en Francia y en SuizaFabrice Coffrini – AFP

“Guinea Ecuatorial tiene las apariencias de un Estado, pero no es un Estado normal, no es un lugar donde el poder judicial, el poder legislativo, el poder ejecutivo son las ramas del gobierno. Lo que tenemos ahí es una cleptocracia, una organización de crimen sindicado. Imagínate una mafia, entonces tienes a una familia, con el capo a la cabeza y todos los que están en torno a él son gente que ha puesto ahí para asegurar los fines de la cleptocracia”, dijo Alicante a LA NACION.

Para entender el significado de “cleptocracia”, no hace falta recurrir al diccionario, sino observar los hechos. Según denunció la prensa brasileña, en 2015 el dictador aportó 3,5 millones de dólares a una escola do samba del Carnaval de Río, Beija Flor, que le dedicó su show a Guinea Ecuatorial. Ya entonces se calculaba su fortuna en 700 millones de dólares.

Y lo que no gasta el padre, lo gasta el hijo: coleccionista de coches y mansiones, The New York Times describió a “Teodorín” en una nota de 2004 como “un empresario de música rap y bon vivant, aficionado a los Lamborghini y a largos viajes a Hollywood y Río de Janeiro”. Más adelante tuvo problemas con la Justicia francesa por su fortuna exorbitante e injustificada, y también debió ver cómo se subastaba en Suiza su colección de autos de lujo por 27 millones de dólares.

Los autos de lujo confiscados al hijo del dictador Obiang y subastados en Suiza por US$27 millonesLos autos de lujo confiscados al hijo del dictador Obiang y subastados en Suiza por US$27 millones-AP

La renta petrolera de este país de 1.400.000 habitantes fluye desde el fondo de los pozos hasta lo alto del palacio presidencial. Tutu Alicante dijo que, desde que se descubrió el petróleo, el país se volvió muy caro para el ciudadano de a pie, el trabajador corriente, “que no tiene cómo buscar comida, cómo llevar el hijo al hospital; las escuelas no tienen pupitres, los hospitales no tienen jeringas… son sacrificios grandísimos los que hace la gente”.

Otro crítico del sistema, el periodista y escritor Donato Ndongo, dijo que exploró en novelas y ensayos los efectos de la tiranía sobre la gente común: “Terror permanente; una frustración tan profunda que no da lugar a la esperanza; miseria material y moral que deshumanizan al individuo; todo afán se concentra en sobrevivir cada minuto, el asombro de ver amanecer y seguir vivo junto a la desesperación de no ser capaz de construir tu propia vida; la seguridad de que nada puedes hacer ni por ti ni por tus hijos, padres, familiares; la desconfianza absoluta en el ser humano, ante la desoladora certeza de que tu esposa, tu propio hermano o tu mejor amigo pueden denunciarte por un gesto o una palabra considerados ‘subversivos’”.

El periodista y escritor en el exilio Donato NdongoEl periodista y escritor en el exilio Donato Ndongo-twitter.

Ndongo nunca guardó silencio frente al régimen. Después de intentar persuadirlo, incluso comprarlo con cargos y dinero, el gobierno se cansó del desaire y cortó por lo sano. En septiembre de 1994, mientras trabajaba como corresponsal en su país de la agencia de noticias española EFE, el secretario de Estado de Seguridad Nacional, Manuel Nguema Mba, tío del presidente y conocido torturador, lo amenazó de muerte pistola en mano. “¡Ya estamos hartos de ti!”, gritó el funcionario, destemplado, frustrado por la obstinación del disidente.

Lo siguiente fue tomarse un avión a España. “Obviamente, comuniqué a EFE la situación y la presidencia de la agencia me conminó a salir del país. Regresé a España en calidad de exiliado… y aquí sigo soportando sus embestidas”, dijo Ndongo a LA NACION, en referencia al acoso del que es capaz el régimen de Obiang aun contra los exiliados a miles de kilómetros de distancia. Una dictadura no solo de larga duración, sino de largo alcance.

(Por Ramiro Pellet Lastra para La Nación // Imagen principal: Teodoro Obiang durante la toma de mando tras una nueva victoria electoral en Guinea Ecuatorial, donde gobierna desde 1979)

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