El Presidente prefirió no visitar la Villa Olímpica, un sitio “sagrado” para los atletas.
PARÍS (Enviado especial).- El viernes 26 de julio de 2024 quedará en el recuerdo de los franceses por haber sido uno de los días más agitados de los últimos tiempos. El cielo plomizo y la molesta llovizna actuaron como despertar de una jornada que los habitantes de este país esperaban desde hacía años, con mayor o menor simpatía, pero ninguno con desinterés: la de la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos París 2024, en el río Sena. Como si fuera poco, una noticia sacudió los medios locales desde temprano: el sabotaje de la red ferroviaria, en actos simultáneos en las líneas de alta velocidad, inquietó a todos. En el medio de semejante convulsión, el mandatario francés, Emmanuel Macron, recibió al presidente argentino, Javier Milei, en una reunión bilateral, en el Palacio del Elíseo, la sede del gobierno.
El encuentro entre Milei y Macron se produjo en un momento en el que se observa una manifestación decididamente “antiargentina” en París, una situación iniciada en el deporte que escaló a niveles diplomáticos. Los cortocircuitos desatados hace unos días a partir de los cánticos racistas de algunos jugadores de la selección nacional ganadora de la Copa América (con Enzo Fernández como eje) contra sus pares de Francia, escaló políticamente cuando la vicepresidenta Victoria Villarruel publicó un mensaje en el que llamó a Francia como “colonialista” y después de que la secretaria de la Presidencia, Karina Milei, se dirigiera a la embajada del país europeo en la Ciudad de Buenos Aires para bajar el tono de los dichos. Por ello, la visita de Milei a esta ciudad para participar de la ceremonia de apertura no pasó inadvertida.
Javier Milei y Daniel Scioli, secretario de Turismo, Ambiente y Deportes.Presidencia
La presencia de Milei en París no alteró la preparación ni el ánimo de los atletas olímpicos argentinos durante las horas previas a la ceremonia. Su visita a la Ciudad de la Luz, según las fuentes de LA NACION, fue tomada en forma armoniosa por la mayoría de los deportistas. Es más: varios de ellos, sobre todo los más jóvenes, los que expresan ideas más distantes de la “vieja política”, vivieron la llegada del mandatario con expectativa. El jefe de Estado argentino no entró en la Villa Olímpica y tampoco tiene previsto hacerlo antes de marcharse de Francia: entendió -y sabe- que es un lugar “sagrado” para los atletas, mucho más en estas horas, cuando los deportistas están enfocados únicamente en el debut competitivo. Es verdad que algunos atletas pudieron abstraerse por un instante de la planificación deportiva y observar la nutrida información que surge sobre los movimientos sociales/políticos que presenta París, pero nada -ni la visita de Milei- descolocó la planificación previa.
Durante la tarde, un puñado de horas antes del comienzo de la ceremonia, los atletas argentinos se reunieron en la planta baja de los dos edificios que ocupan en la Villa Olímpica y, ya vestidos con la indumentaria oficial (buzo y pantalón azul, remera blanca), se fotografiaron todos juntos antes de acercarse al Sena y montar en los barcos que los llevarán durante el “desfile” acuático.
La Villa Olímpica, construida a unos veinte kilómetros de la Torre Eiffel y cuya edificación total tuvo un costo de 1400 millones de euros, es un sitio inmaculado para los deportistas, donde los valores olímpicos (excelencia, respeto y amistad) se potencian. Las personas ajenas al mundo del deporte actual tienen el ingreso reducido, incluidos los mandatarios de los países. Este viernes, la entrada a la Villa se limitó incluso más de lo habitual por cuestiones de seguridad y protocolo. Ello también restringió cualquier tipo de intención que tuviera Milei por entrar en la Villa para charlar con los deportistas. Con un pasado futbolístico (como arquero), el presidente argentino también creyó que lo mejor era tomar cierta distancia en momentos de tanta ansiedad y tensión deportiva, incluso sabiendo (por información interna que recibió) que varios de los atletas, sobre todo los más jóvenes, lo hubieran recibido con simpatía.
El miércoles pasado, en la Casa Argentina en París, que funciona en la embajada argentina en Francia, se realizó un acto de bienvenida para los atletas que participan en los Juegos Olímpicos. Allí, todavía sin Milei en la ciudad, pero con representantes del hockey, el judo, el remo y el tiro con arco, entre otras actividades, se celebró la designación de Gerardo Werthein como vicepresidente del Comité Olímpico Internacional (COI) y, también, de Paula Pareto como miembro de esa entidad, rectora del movimiento olímpico.
Además, participaron, entre otras autoridades, el embajador argentino en París Ian Sielecki, Mario Moccia (presidente del Comité Olímpico Argentino), Leandro Larrosa (director de compromiso digital y marketing del COI) y Daniel Scioli, secretario de Turismo, Ambiente y Deportes. Este último, durante su discurso, le pidió a Diógenes de Urquiza que se acercara al estrado y le agradeció públicamente por aceptar la designación de subsecretario de Deportes (De Urquiza llegó a París como titular del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo y, tras el despido de Julio Garro, le modificaron el cargo). Garro, precisamente, fue echado de su cargo luego de que le pidiera a Lionel Messi y al equipo que se disculpara con Francia por los cantos racistas.
Desde que asumió, el vínculo de Milei con el deporte nacional fue tirante. El slogan del “no hay plata” pegó fuerte. Claro que, más allá de que el deporte de alto rendimiento estuvo lejos de ser una panacea durante el gobierno de Alberto Fernández, entre los atletas creció la preocupación con la llegada de Milei por una supuesta política de ajustes en materia de becas. Luego se informó que se invirtieron 11.000 millones para apoyar el desempeño de los atletas argentinos en Francia y, de cierta manera, las aguas se tranquilizaron. Pero hubo un nuevo sacudón a principios de mes, luego de que Milei fuera orador en la despedida simbólica de los deportistas argentinos olímpicos y paralímpicos, en el Cenard.
En el acto, la Leona Rocío Sánchez Moccia, el voleibolista Luciano De Cecco, el velocista Hernán Barreto y la jugadora de tenis de mesa Constanza Garrone recibieron la bandera. Esta última, precisamente, tuvo una actitud que la dejó en el ojo de la tormenta: en su cuenta de Instagram, primero, publicó una foto en la que se la veía dándole la mano al presidente, y, en la historia siguiente, un video en el que se estaba lavando las manos. El posteo se viralizó y la atleta recibió reproches y, también, felicitaciones. Borró el posteo y se disculpó.
Santiago Filipuzzi
Hoy, en París, Milei será uno de los mandatarios presentes en la ceremonia diseñada por el director de teatro francés Thomas Jolly, conocido por exitosos musicales de ópera-rock. Será la primera apertura de unos Juegos Olímpicos en realizarse fuera de un estadio, algo que obligó a Francia a disponer de un operativo de seguridad sin precedentes que volvió el centro de París en una auténtica fortaleza. Unos 45.000 policías y guardias de seguridad privada contratados para el evento son desplegados en puntos estratégicos. Las delegaciones de Israel y de los deportistas palestinos tendrán cuidados adicionales, en medio de temores de que la ofensiva israelí en Gaza sea un motivo potencial para los posibles atacantes.
Además de Milei, otros mandatarios ocuparán un lugar en los palcos. Israel estará representado por su presidente, Isaac Herzog, mientras que Jibril Rajoub, jefe del Comité Olímpico Palestino, será el rostro de la Autoridad Palestina. La ausencia más notoria será la de Vladimir Putin, a raíz de la exclusión de Rusia por la invasión de Ucrania. Su par ucraniano, Volodimir Zelenski, no figura en la lista de invitados. La primera dama de los Estados Unidos, Jill Biden, asistirá al evento sin el presidente Joe Biden. China tendrá al vicepresidente Han Zheng y, España, al rey Felipe. Además de Milei, los presidentes latinoamericanos serán Gustavo Petro (Colombia) y Santiago Peña (Paraguay). Está claro: el viernes 26 de julio de 2024 quedará en el recuerdo.
(Por Sebastián Torok para La Nación // Imagen principal: Luciano De Cecco, que será el abanderado de la delegación, saca la selfie con todos los deportistas argentinos en la Villa Olímpica-Comité Olímpico Argentino)
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