Les habría hecho recitar el Decálogo del Gendarme Argentino desprovistas de sus ropas y sin permitirles taparse con las manos. Afirman que ejerció violencia psicológica y sexual.
Un escándalo sacude a Gendarmería Nacional en Córdoba, luego de que se conociera que una gendarme fue procesada, acusada de haber obligado a 100 aspirantes a desnudarse y hasta a recitar el Decálogo del Gendarme Argentino en esa condición en la Escuela de Suboficiales de Gendarmería Nacional Cabo Raúl Remberto Cuello, de Jesús María.
La denuncia fue sobre algo que habría ocurrido el 4 de marzo de 2022. Según la querella y los testimonios de las víctimas, ese día la mujer obligó a las aspirantes a sacarse sus ropas al caer la tarde, en el momento previo al baño, y a quedarse completamente desnudas paradas al pie de sus camas. Pero no solo eso, sino que además les impidió utilizar sus manos para cubrirse, inclusive a quienes manifestaron pudor ante la situación por encontrarse menstruando, según indica la investigación realizada por el fiscal N° 2, Carlos Casas Nóblega.
“No me hizo sentir bien en nada recitar el Decálogo del Gendarme Argentino desnuda, me pareció una falta de respeto a la institución”, fue el testimonio de una de las presentes, recogido por el medio local La Voz del informe interdisciplinario de la Dirección General de Acompañamiento, Orientación y Protección a las Victimas (Dovic).
Los testimonios coinciden en que la gendarme las hizo también desnudar por completo una y otra vez para tomar el tiempo que tardaban en pasar del traje de overol al de gimnasia y del de gimnasia al baño. Por otro lado, agregan que a quienes manifestaban estar menstruando, la acusada les respondía: “Por sacarse los protectores femeninos no van a desangrar”.
Según lo analizado por el Dovic, estas acciones habrían implicado violencia sexual y de género.
“Me sentí humillada y denigrada. Yo sólo miraba al frente. No podía mirarla a la cara. Había compañeras que aseguran que, mientras nos veía, ella sonreía”, testimonió otra de las víctimas. Otra dijo que la procesada “se burlaba” y “no sentía ningún remordimiento”. Todas esas acciones, iban acompañadas de insultos y amenazas.
Si bien se conocieron ahora los detalles de la causa, en 2022 el fiscal Casas Nóblega imputó a la acusada y el juez federal N° 3 de Córdoba, Miguel Hugo Vaca Narvaja, la procesó. El magistrado la envió a juicio por presunto abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionaria pública y exhibiciones obscenas.
Según manifestó el juez en ese momento, la acusada ejerció “violencia de tipo psicológica (la que causa daño emocional y disminución de la autoestima o perjudica y perturba el pleno desarrollo personal) y sexual (cualquier acción que implique la vulneración en todas sus formas, con o sin acceso carnal, del derecho de la mujer de decidir voluntariamente acerca de su vida sexual o reproductiva a través de amenazas, coacción, uso de la fuerza e intimación)”.
Si bien Mauricio Arriagada, abogado defensor, apeló la medida, la Cámara Federal de Córdoba confirmó el procesamiento y la acusada fue enviada a juicio. Sin embargo, el Tribunal Oral Federal N° 1 se declaró incompetente y le devolvió el expediente al juez porque el mismo cuenta con competencia correccional respecto del juzgamiento -en instancia única- de los delitos que son reprimidos con pena no privativa de la libertad o privativa de la libertad cuyo máximo no exceda los tres años.
Consultado por la situación de su defendida, Arriagada brindó una llamativa explicación, en la que aseguró que lo que la gendarme hizo se trató de “un procedimiento militar que se lleva adelante de manera rutinaria”.
“En realidad, corresponde a un procedimiento militar que se lleva adelante de manera rutinaria. Estas 100 aspirantes llevaban adelante 40 días aproximadamente dentro del instituto y es una actividad que está prevista en el nivel de instrucción: en general, realizar la orden de llevar adelante el baño, que significaba el desprenderse de la ropa junto con los elementos”, sostuvo el letrado en una entrevista con Cadena 3.
Además, culpó por lo sucedido a la falta de infraestructura de la escuela, ya que “se previó el alojamiento de 100 aspirantes en una barraca que contaba con un solo baño con agua caliente”.
Finalmente, dijo que presentó una denuncia por “supuestos hechos de corrupción e intereses contrapuestos por parte de la auditora que intervino, ya que asesoró a las partes en el procedimiento y a la vez llevó adelante la acusación”.
(Imagen: Escuela de Suboficiales de Gendarmería Nacional Cabo Raúl Remberto Cuello, de Jesús María)
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