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El destino turístico más caro del mundo

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El destino turístico más caro del mundo

El nombre original de Bután es Druk Yul, que significa “la tierra del dragón de truenos”; no tiene semáforos y busca el “equilibrio armonioso entre el bienestar material y las necesidades espirituales, emocionales y culturales de la sociedad”.

“Las personas que llegan a Bután se sienten privilegiadas de ser nuestras invitadas”, declaró en 2016 el rey Jigme Khesar Namgyel Wangchuck. Aterrizar en Paro, el único aeropuerto internacional de Bután, siempre significa un suspiro. Un alivio porque la travesía para llegar hasta ahí no es sencilla: además de necesitar una visa, los viajeros deben pagar una tarifa de desarrollo sostenible por persona y por día de 100 dólares.

Bután se posicionó como el país más caro del mundo para hacer turismo. Tiene una estricta política de turismo responsable y se jactan de que esta actividad debe servir a Bután y no al revés. “Nos rige esa convicción de forjar nuestro propio camino y nuestro destino”, señaló el rey.

En septiembre de 2022, este diminuto país asiático, encerrado entre dos colosos como China y la India, reabrió sus fronteras a los turistas. Su ubicación geográfica que limita con la parte oriental de la cordillera del Himalaya le imprime a este país una de las características más reconocidas del mismo: el paisaje de puras montañas.

BUTÁN

Superficie:
38.394 km²
Población:
787.424 (Banco Mundial 2023)
Capital:
Timbu
PBI per cápita:
US$ 3704 (Banco Mundial 2022)
Moneda:
Gultrum (desde 1974 cuando reemplazó a la Rupia india)
Idioma:
Dzongkha

La recompensa de la odisea del viaje a Bután consiste en haber llegado a un país totalmente diferente. Los transeúntes están vestidos al estilo tradicional butanés. Casi todos los hombres visten con una pollera que recuerda a un kilt escocés, acompañada de medias de lana y grandes zapatos o botas. Es raro ver a mujeres que no lleven vestidos largos hasta los tobillos.

Bután cuenta con un único centro de aviación internacional, que es uno de los descensos a aeropuertos más impresionantes del mundo, pero también uno de los más desafiantes logísticamente. Ubicado en un valle entre dos montañas, solo aviones pequeños pueden entrar y salir de manera segura. Como resultado, Paro solo ofrece vuelos cortos a destinos cercanos como Bangkok, Daca, Katmandú y Nueva Delhi.

Los hombres usan en Bután un ropaje tradicional denominado Gho y se trata de una especie de bata larga hasta las rodillas rodeada por un cinturón. (Imagen distribuida por Unicef)

Los hombres usan en Bután un ropaje tradicional denominado Gho y se trata de una especie de bata larga hasta las rodillas rodeada por un cinturón. (Imagen distribuida por Unicef)

Este país, cuyo nombre oficial es Reino de Bután, tiene apenas 38.394 km2, limitando al norte con China y en las demás latitudes con la India. Tiene una población de unas 787.000 personas, estima el Banco Mundial, y el poder político se encuentra centrado en el rey Jigme Khesar Namgyel Wangchuck, quien asumió en 2006 luego de que su padre abdicara al trono. Desde 2008 cuentan con un sistema de monarquía parlamentaria.

La felicidad como institución
Es conocido en el exterior por ser uno de los Estados más pequeños, menos desarrollados y pobres, pero también por ser el único país que para medir su desarrollo no utiliza medidores como el PBI, sino que implementan el Índice de Felicidad Bruta (IFB), lo que lo llevó a ser bautizado como “el país de la felicidad”.

Para la medición del IFB se toman en cuenta cuatro pilares: el desarrollo económico, la preservación ecológica, la preservación cultural y el buen gobierno.

El gran buda Dordenma es una gigantesca estatua de Buda Shakyamuni en las montañas de Bután que celebra el 60 aniversario del cuarto rey Jigme Singye Wangchuck

El gran buda Dordenma es una gigantesca estatua de Buda Shakyamuni en las montañas de Bután que celebra el 60 aniversario del cuarto rey Jigme Singye WangchuckGentileza: agencia Little Bhutan

La historia de Bután como Estado-Nación remite a 1626, con el establecimiento de un gobierno teocrático. Este país budista tuvo en sus orígenes un código legal promulgado por su fundador Shahbdrung Ngawang Namgyal basado en los preceptos budistas tibetanos.

La felicidad como institución rectora de la política no sería explícitamente mencionada como objetivo político hasta mitades del Siglo XX cuando Jigme Sngye Wangchuck, cuarto rey Dragón, fue coronado y creó el IFB, como un “dispositivo sociopolítico que sirve como herramienta de planificación y evaluación de las políticas públicas del país con el objetivo de la felicidad puesto en el centro”. Con este índice se pretende conseguir un “equilibrio armonioso entre el bienestar material y las necesidades espirituales, emocionales y culturales de la sociedad”.

Tasa de Desarrollo Sostenible
“El objetivo del turismo en Bután es atraer turistas conscientes, responsables y de alto patrimonio neto que se convertirán en embajadores de nuestra marca y amigos para toda la vida”, remarcó a LA NACION Damcho Rinzin, flamante nuevo Director del Departamento de Turismo de Bután.

El desarrollo sustentable, es el faro que se utiliza en el país para diagramar todas las políticas, incluida la que respecta al turismo. “La política turística de Bután desde su inicio fue ‘alto valor, bajo volumen’ y resulta efectiva. La política turística también contribuyó a la protección y preservación de la cultura e identidad butanesas: nuestras diversas formas de vida y lenguas”, dijo a LA NACION Tashi Wangmo, content manager de una agencia de viajes certificada llamada Little Bhutan.

El Festival Dochula, también conocido como Druk Wangyel Tshechu, es una celebración anual que se lleva a cabo el 13 de diciembre en el Paso Dochula, ubicado entre los dzongkhags de Thimphu y Punakha

El Festival Dochula, también conocido como Druk Wangyel Tshechu, es una celebración anual que se lleva a cabo el 13 de diciembre en el Paso Dochula, ubicado entre los dzongkhags de Thimphu y PunakhaGentileza: agencia Little Bhutan

Bután recibió a sus primeros turistas en 1974 con la “tasa de desarrollo sostenible” (que incluía alojamiento, traslados y visitas culturales) y que se mantuvo hasta la pandemia, cuando cerró por completo sus fronteras al turismo. Todo se gestionaba a través de un operador oficial y una parte se destinaba exclusivamente a la protección de los recursos naturales.

El 23 de septiembre de 2023, las autoridades decidieron bajar a la mitad la tarifa de desarrollo sostenible pero dejó de incluir el alojamiento, los desplazamientos y las entradas a edificios emblemáticos y museos, convirtiéndose así en el país más caro del mundo para ser visitado.

Bután logró preservar creencias, tradiciones, templos y pueblos que parecen no haber cambiado en siglos, pero que ha sabido explotar para la industria turística. La temporada de septiembre a diciembre es la más solicitada, ya que hay una gran cantidad de eventos religiosos y culturales, que siempre atraen curiosos visitantes.

Se entiende por arquitectura dzong al estilo en que se construyeron una serie de fortalezas-monasterio en las regiones del sur del Himalaya, visible especialmente en Bután

Se entiende por arquitectura dzong al estilo en que se construyeron una serie de fortalezas-monasterio en las regiones del sur del Himalaya, visible especialmente en ButánGentileza: agencia Little Bhutan

“Algunos de los lugares más solicitados incluyen Phobjikha, el hogar de invierno de la grulla de cuello negro, un ave en peligro de extinción, el monasterio Taktsang-Nido del Tigre en Paro y la fortaleza Punakha Dzong, la antigua capital de Bután y sus monumentos pintorescos tradicionales”, afirma Wangmo.

La reducción de la tasa turística de 200 dólares a 100, pretende aumentar el número de turistas anuales y, consecuentemente, aumentar en un 20% la contribución del turismo en su economía.

El festival, encargado por la reina madre Ashi Dorji Wangmo Wangchuck en 2011, está dedicado a Jigme Singye Wangchuck, el cuarto rey de la dinastía Wangchuck

El festival, encargado por la reina madre Ashi Dorji Wangmo Wangchuck en 2011, está dedicado a Jigme Singye Wangchuck, el cuarto rey de la dinastía WangchuckGentileza: agencia Little Bhutan

“Recibimos huéspedes de todo el mundo, incluyendo un creciente interés de países como Argentina y Brasil”, dijo a este medio la representante de la agencia butanesa Little Bhutan.

Para llegar desde nuestro país, los argentinos que deseen viajar hacia esta joya poco conocida, deberán solicitar una visa compleja de conseguir. Desde la Federación Argentina de Asociaciones de Empresas de viajes y turismo afirmaron a LA NACION que “se abre una solicitud de visa a Bután solo si un grupo organizado quiere ingresar al país, con coordinación obligatoria con el Ministerio de Relaciones Exteriores del país”.

Gonzalo Martino, agente de ventas de Despegar, indicó a esta medio que “es un destino difícil y muy poco solicitado, pero se suele vender en un circuito cerrado con la India o Nepal”.

“Para solicitar la visa, se debe emitir un ‘permiso de visa’, cuyo plazo puede demorar hasta 30 días. Sobre la base de este, se emiten los boletos aéreos”, agregó.

Mercado de nicho
Bután es un país agrícola, ya que en esta industria se concentra el 55% de la fuerza de trabajo del país, aunque la fuente de divisas trascendental proviene de la venta de energía eléctrica a la India. Las actividades económicas están principalmente orientadas a cubrir la demanda interna y es por esto que la particularidad de esta economía es que se rige bajo un régimen en el que es esencial el cuidado en la explotación sostenible de los recursos. Además de ofrecerle a la Argentina oportunidades de cooperación agrícola, la producción vitivinícola podría llevar productos a este país que apunta a un turismo de clase alta.

Mariano Boffi, diplomático en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto en la India, dijo a LA NACION tras una reunión reciente con el embajador butanés en la India que “en 2022 se llevó a cabo la primera exportación argentina de aceite de oliva y girasol hacia el curioso país, pero ahora se iniciaron negociaciones para llevar nuestro vino”.

“Entendemos que es un mercado de nicho, pero si aspiran a un turismo de alta gama, es una gran oportunidad para imponer la industria vitivinícola argentina”, agregó.

“La Argentina y Bután establecieron relaciones diplomáticas en 2012 y, a pesar de tener poco flujo comercial, Bután le atribuye gran importancia a la relación con la Argentina, pues es uno de los pocos países hispanohablantes con los que mantiene relaciones diplomáticas, junto con España, Colombia, Costa Rica y Cuba″, afirma a LA NACION el embajador argentino en la India, Mariano Caucino.

Pero para entender el nivel de conservadurismo que maneja Bután en cuanto a sus relaciones internacionales, cabe destacar que “Bután tiene una historia de neutralidad, en la que deliberadamente no tiene relaciones diplomáticas con ninguno de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU”, agrega el diplomático.

(Por Lucía Boccio para La Nación // Imagen principal: El monasterio «Taktsang Palphug», un lugar sagrado budista Vajrayana en el Himalaya, localizado en un acantilado en el valle de Paro en ButánGentileza: agencia Little Bhutan)

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